Quejas de los terapistas por saturación del sistema sanitario

Los trabajadores de terapia intensiva, en las voces de la doctora Rosa Reina y Guillermo Chiappero, la presidente y el vice de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), difundieron una carta abierta dirigida a las autoridades nacionales y a todos los argentinos.

En esa comunicación analizan la situación que se vive en el sector como consecuencia de la saturación del sistema sanitario a la cual, en algunos casos, se ha llegado y en otros a punto de cumplirse. En la medida que la propagación del virus no se detenga y continué el crecimiento de los mismos. Cada vez son más los que ocupan las camas de terapia y ya se empieza a notar que, no estamos lejos de que colapse el sistema. Faltaran camas y respiradores, si se continúa en este orden de crecimiento. El personal médico, ya está resultando escaso y no hay manera de reemplazarlo porque tampoco hay personal adiestrado para esa función. Los que están atendiendo a los pacientes del COVID, están muy cansados de tanta actividad constante y con muy poco descanso. Así comienza la carta: Los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla. Sentimos que los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación”. Ponen todo el empeño para cumplir con sus tareas, allí en la primera fila de atención. Frente a los casos más graves, aquellos que están en la más crítica situación de la enfermedad. “Pero ahora sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos”. La escasez se va notando en la medida que crece la ocupación de las plazas disponibles. En ese sentido la falta de recursos materiales podría llegar a solucionarse porque solo hace falta una inversión más de dinero para resolverlo. Lo que no se puede arreglar con inversión, es la falta del personal sanitario para atender la demanda. El adiestramiento lleva mucho tiempo y el tiempo no se compra:” La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que, a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse”. Solamente queda extender la resistencia al contagio hasta que aparezcan las vacunas. Es necesario llegar a esa instancia con la máxima posibilidad de que se transcurra de la forma más liviana posible. Para eso es imprescindible disminuir la cantidad de contagios. Las herramientas son bajar la intensidad del acercamiento entre las personas, un cuidado estricto de la distancia y la protección con barbijos eficientes y el lavado continúo de las partes que hayan tenido contacto con dinero y materiales manipulados por otros. No participar de reuniones numerosas, aunque sean al aire libre. Eso en cuanto a lo que se le pide a la gente y a las autoridades, cumplir con las más exigentes recomendaciones de la OMS, la autoridad mundial en el tema: TESTEO, TESTEO Y MAS TESTEOS. Queda claro. Nunca tuvimos una respuesta sobre la razón por la cual estamos seis veces por debajo del promedio de los países con las tasas de pruebas de contagio. Hay muchos asintomáticos circulando con el virus en su cuerpo. Se hacen muchos operativos de detección, pero parece que no son los necesarios. Cuantos más testeos se realicen, más positivos encontrarán, así se cortará la cadena de contagios. De otra manera, solamente vamos tirando para adelante y el final no llega nunca. Los terapistas, terminan con estas recomendaciones a la gente.

Sólo le pedimos a la sociedad que reflexione, y que cumpla con tres simples, pero importantes medidas, recomendadas científicamente: distanciamiento social (permanecer a más de 1,5 metros), uso de tapabocas (cubriendo nariz y boca), lavado frecuente de manos (con agua y jabón o alcohol gel), no aglomerarse, no hacer fiestas, ¡No desafiar al virus, porque el virus nos está ganando

La carta completa

A la sociedad argentina: Los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla. Sentimos que los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación. Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos. La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que, a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse. Los intensivistas, que ya éramos pocos antes de la pandemia, hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes. Estas cuestiones deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos. Enfundados en los equipos de protección personal, apenas podemos respirar, hablar, comunicarnos entre nosotros. También tenemos que lamentar bajas, personal infectado y lamentablemente, fallecidos, colegas y amigos caídos que nos duelen, que nos desgarran tan profundamente.

Terminamos una guardia en una Unidad de Terapia Intensiva y salimos apresuradamente para otro trabajo. Necesitamos trabajar en más de un lugar para llegar a fin de mes. Por horas y horas de trabajo estresante, agotador, pese a ser profesionales altamente calificados y entrenados, ganamos sueldos increíblemente bajos, que dejan estupefactos a quienes escuchan cual es nuestro salario. También nos entrenamos para lidiar con la muerte todos los días y le ganamos muchas veces. Aprendimos a ser resilientes.

Pero ahora sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos; encerrados en la Unidades de Terapias Intensivas con nuestros equipos de protección personal y con nuestros pacientes, sólo alentándonos entre nosotros. Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, la gente que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte! Porque nadie sabe cuándo el virus los infectará.

Sólo le pedimos a la sociedad que reflexione, y que cumpla con tres simples, pero importantes medidas, recomendadas científicamente: distanciamiento social (permanecer a más de 1,5 metros), uso de tapabocas (cubriendo nariz y boca), lavado frecuente de manos (con agua y jabón o alcohol gel), no aglomerarse, no hacer fiestas, ¡No desafiar al virus, porque el virus nos está ganando! Les suplicamos no salir si no es necesario. El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsado, el sistema de salud está al borde del colapso. Nosotros queremos ganarle al virus. Necesitamos que la sociedad toda nos ayude porque no podemos solos. ¡Por favor, ayudanos, quedate en tu casa!

Por Juan Tucci