Dolor en Villa Devoto y el mundo de la música. Se conoció la triste noticia de la muerte del reconocido músico José María Lavandera, quien falleció de una larga lucha contra el cáncer a sus 63 años.Vecino del barrio de la Plaza Arenales, se destacó dentro del ambiente musical por su trayectoria como baterista de la Orquesta del Tango de Buenos Aires y también como integrante de varias agrupaciones tangueras. Una de sus más destacadas actuaciones fue en Danza del Fuelle en el Gran Rex, donde compartió escenario con Jorge Donn y Roberto Goyeneche. Otra de sus importantes intervenciones fue la grabación del disco Homenaje a Astor Piazzolla, ganador del Premio Grammy Latino al Mejor Álbum de Tango 2015 y Premio Gardel 2016 al Mejor Álbum de tango). 

Asimismo, dedicó alma y vida a acompañar a su talentoso hijo Horacio Lavandera, quien heredó los genes musicales y es un exitoso pianista. Las despedidas fueron muy emotivas, reflejando su importancia y legado. 

Esto escribió la Dirección General de Música: «A pesar de sufrir una penosa enfermedad durante sus últimos años, luchó contra ella con entereza y dignidad, cumpliendo con sus funciones en la orquesta hasta el último momento. Honró su lugar de músico concierto a concierto, aportando a la agrupación que dirigen los maestros Marconi y Cuacci su impronta rítmica y su especial toque, aprendido durante su largo periodo de trabajo con Raúl Garello. José María deja una hermosa familia, integrada por su mujer Lili, dos hijos brillantes: el pianista Horacio Lavandera y la periodista especializada en danza María José Lavandera, madre de su primer nieto, Nicolás. Será recordado por su honestidad, simpatía y compromiso con su trabajo y con la Orquesta a la que tanto aportó durante varias décadas de trabajo ininterrumpido. Partió en la víspera del Día del Bandoneón y del Día del Baterista «. 

La de Horacio, por su parte, fue un disparo al corazón: “Papito de mi alma, hoy te fuiste al cielo. Hiciste y harás bailar a millones de personas con tu música y tu batería. Sos un ángel. ¡Te están esperando tant@s amig@s allá arriba! Fuiste mi mejor maestro, amigo, consejero. Eras perfecto para mí. Viajamos juntos por todo el mundo. Miles de anécdotas. Me divertía tanto, la pasábamos tan bien. Espero haber sido bueno para vos. Ya me lo dirás algún día. Ahora a mí me toca soñar despierto con vos y seguir sintiendo ese amor tan profundo que nos diste a mamá, mi hermana y yo. Soy un verdadero privilegiado de haber sido tu hijo y de haber sido parte de tu sueño»