Las estadísticas del monitoreo de la emergencia sanitaria del Ministerio de Salud de la Nación, indican que en la última semana los contagios han crecido un 54%. Los expertos no se sorprenden porque se esperaba un repunte de la circulación del virus, en la víspera del invierno.
La realidad de las cifras, muestra que la curva de contagios viene escalando desde la medición del 17 de abril. Precisamente, es la fecha en que el Ministerio de Salud de la Nación, dejó de difundir los partes de la pandemia diariamente, como se venía efectuando. Desde ese día, se monitorea al SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios, de manera conjunta, con informes semanales. El primer informe del 17 de abril, con las cifras registradas durante la semana anterior, marcaba 8.387 contagios. El 24 de abril, sube a 11.307. El 1 de mayo, a 11.443. El 8 de mayo, pega un salto hasta los 17.646 casos. Con un promedio de 2.500 diarios.
La opinión de la mayoría de los expertos, es que estaba en los cálculos que, a medida que se acerque el invierno, crecería la circulación del virus. Desde ya que tenemos a favor el alto nivel de vacunación de los argentinos. Aunque el proceso de la aplicación de las dosis adicionales de refuerzos lleva un ritmo más lento. Si bien, en general los infectados transitan la enfermedad de manera moderada, porque los efectos más agresivos son contenidos por la inmunización de las vacunas. Hay que tener muy en cuenta que las altas cifras de vacunación se registran con las dos dosis, del esquema primario colocadas. Es conocido y difundido por los especialistas en epidemiología, que la eficacia de la vacuna, va cayendo en la medida que avanzan los meses.
Por eso hay que reforzar con el primer adicional y el segundo. En ese punto es donde no se ha logrado alcanzar la masividad de la aplicación. En esos niveles, los porcentajes de tercera y cuarta dosis inoculadas, no es tan alto como los que tienen esquemas completos primarios. De cualquier manera, como lo expresa Fernán Quirós: “probablemente estemos en el inicio de una nueva ola, pero el aumento de casos no será importante”, refiriéndose a los afectados por enfermedad grave. Los registros actuales muestran que, en la mayor cantidad de los casos, son leves y de buena evolución, con pocos casos de internación y fallecimientos.
El ministro de Salud, continúa detallando como vislumbra el comportamiento del virus: «Venimos de una pandemia que se caracterizaba por tener tres olas, la primera ola en la que subían los casos, una semana después la segunda ola donde subían las internaciones y, 7 a 15 días después, la tercera ola con los pacientes que fallecían. Esa pandemia de tres olas ya no la vamos a volver a ver de esa manera. La pandemia no terminó, estamos en una transición que quizás lleve una parte importante de este año”. De esta manera recomienda, ante la posible continuidad del crecimiento de la curva, es necesario continuar respetando las prevenciones básicas.
Como mantener la utilización de los barbijos. En especial manera, en los principales focos de infección, que son los lugares cerrados. Insiste en que los cuadros serán leves y así los justifica: “El principal motivo es el grado de vacunación en la Argentina, y particularmente en la Ciudad. Es altísimo. En segundo lugar, por la inmunidad híbrida, la combinación de estar vacunado y haber tenido la enfermedad en algún momento, da una prevención muy alta para la enfermedad grave pero no protege del todo para la enfermedad leve”. Se refiere a las razones por las cuales persiste la pandemia y no se logra erradicarla.
Apunta a que las vacunas de la primera generación, para el coronavirus, que se están aplicando en todo el mundo, deben ser renovadas porque: “han perdido eficacia para evitar la enfermedad leve, sí evitan la enfermedad grave pero no el contagio. Por eso necesitamos una segunda generación de vacunas para salir de este modelo de olas.”. En ese sentido, adelanta la información de en el último trimestre del año, es muy posible que: «esté disponible una nueva generación de vacunas “pancovid” que evitarán la enfermedad grave pero también el contagio y la infección leve. Desde la aparición de la variante Ómicron, cada variante va logrando un escape de inmunidad superior a la versión anterior».