No cabe otra posición, frente al intento de asesinato de Cristina de Kirchner, que rechazar el hecho rotundamente. No existe otra posibilidad. La violencia debe ser repudiada y condenada. Las acciones a seguir no pueden estar en otro lugar que investigar a fondo lo ocurrido. Determinar si fue un arrebato individual o se realizó a instancias de algunos de los espacios en pugna.
Es el primer paso, definida esa situación y mientras tanto, sugerimos racionalidad a los dirigentes políticos. Es necesario una tregua. Calmar los ánimos. Tratar de no acusarse mutuamente, unos a otros. En una competencia de desaguisados. La sociedad argentina, necesita de políticos capaces, inteligentes y honestos. Que resuelvan toda la cadena de temas pendientes que nos sumergieron en los lugares más retrasados del consenso mundial. El repudio del magnicidio, fue expresado por la gran mayoría de los espacios. Eso es indiscutible.
No es necesario, seguir insistiendo con culpar a los otros. Eso es ignorar o no aceptar, un camino distinto. Si la Justicia comprueba que el atentado fue pergeñado por alguna fuerza política, todo el peso de la ley debe caer sobre los responsables. Nadie debe tomar la bandera de utilizar el reprochable hecho, para sacar ventajitas políticas. No hay nada más denigrante que una reacción de ese tipo. Incluimos a todos lo que así se manifiesten. Esa es la muestra de la decadencia de la política. Quizás sea la verdadera razón por la cual nos va tan mal como país y como sociedad. Todavía mantenemos en alto, la posibilidad de alcanzar el desarrollo y la estabilidad, que nos saque de la actual miseria y nos convierta en la Nación sustentable y habitable.
Destino para el cual nos han fundado nuestros próceres. Otro tema para tener en cuenta, es la revisión de la forma en que se planifican estas manifestaciones públicas. Desde ya que la sociedad tiene todo el derecho a expresarse en las calles y los espacios comunes. En ese sentido, no hay discusiones. Pero no se pueden realizar las concentraciones masivas sin organizarse como es debido. Guardando todas las previsiones. Protegiendo a los protagonistas y a los dirigentes. Con la seguridad entrenada para estas situaciones. También respetar a los vecinos de los espacios donde se efectúan los actos. Son los principales códigos de convivencia de una sociedad.
Por todas estas menciones detalladas, pedimos que todos nos comportemos de acuerdo a las circunstancias planteadas. Teniendo muy presente que, gracias a Dios, la bala no se disparó. De haber ocurrido, hubiera resultado un acontecimiento trágico. Lamentaríamos la muerte de una importante dirigente política, y de un ser humano, por encima de lo anterior. Esa situación hubiera resultado totalmente negativa para el futuro de nuestro país. Seguramente, lejos de cerrar la grieta la habría profundizado definitivamente. Agradezcamos que no resultó así y actuemos en consecuencia.
Dejamos como cierre, unas de las declaraciones más racionales sobre este tema, son las que expresó en su cuenta de Twitter, el Jefe de Gabinete, Juan Manzur: “Nos obliga a reflexionar a todas, las y los dirigentes políticos y a la sociedad toda: hoy más que nunca tenemos la obligación y la responsabilidad de defender la democracia, el diálogo, los consensos y la paz social”. Con las cuales, estamos en total acuerdo y reclamamos que funcionemos así, desde todos los sectores.