Laboralmente, en el área estudiantil y sobre todo en la personal se cierran ciclos y esto potencia la evaluación de los propios. Emocionales, vinculares y relacionados con logros o metas personales que obtuvimos y queremos realizar el próximo año venidero, quizás con más énfasis, esfuerzo, compromiso y dedicación.                                                                      

Con el fin de obtener los resultados que desearíamos. Por más que uno quiera ignorar estos cierres y dejar a un lado los balances y las proyecciones para el nuevo año que se avecina, el sentimiento de contemplación de lo vivido durante ese año, permanece y nos impulsa a la reflexión. Algunos más, otros menos, instantáneamente ante las preguntas de otros, observamos nuestro trayecto hasta estos últimos días del año. ¿Qué decisiones tuvimos que tomar? ¿Qué nuevas actividades encaramos, con cuál continuamos y qué cosas dejamos ir?

Desde el punto de vista psicológico, el establecimiento de estas construcciones sociales que implican el ordenamiento en días, meses y años, nos organiza también psíquicamente. La vida se estructura en años que se suceden y nos permiten desarrollarnos y evolucionar de tal modo, los balances ayudan sí se hacen correctamente siendo conscientes y fiel a uno mismo. En el mejor de los casos podemos preguntarnos cuál fue nuestro deseo durante el año recorrido, si lo hemos escuchado o si hemos elegido en torno a él logrando los objetivos esperados. 

También nos permite conectarnos, volver a pensar sobre lo que queremos realmente más allá de las demandas externas, que nos dan un panorama de aquello que pudimos llevar a cabo. Al mismo tiempo, e inevitablemente, en los balances también vemos aquello que nos preocupa; lo que no pudimos dejar ir aunque no nos hacía bien y decisiones que tomamos por otros. Podemos ver situaciones difíciles, pérdidas y procesos inconclusos. A veces el panorama no es tan claro y nos cuesta visualizar estas cuestiones.

Aun así, al menos dedicar un breve momento a esto nos permite observar nuestros logros y conocer un poco más en profundidad cuales son nuestros deseos ignorados o relegados para el próximo año. Desde el punto de vista psicológico, todo cierre representa un duelo o pérdida y como tal nos muestra la filosofía oriental, cada pérdida o período que termina implica el inicio de otro; lo que muere al terminarse da vida a algo nuevo.

De esta manera es interesante elaborar ese recorrido, como parte de un proceso; devenir que hay que transitar para lograr cambios subjetivos, que impliquen salir de la mera repetición. Como toda pérdida no sería extraño que despierte angustia y tristeza. Muchas veces es el momento en que se recuerda a aquellos que estuvieron y que ahora no están. O nos vienen a la memoria, recuerdos de otros finales u otros procesos que vivimos de otra manera, cuando estamos reunidos con la familia, amigos y seres queridos. 

Lo interesante de hacer este recorrido sería poder ubicar:

A) ¿Qué de lo hecho corresponde a un deseo propio?

C) ¿En que estuvimos simplemente respondiendo a demandas o mandatos de otros?

 D) ¿Qué proceso o etapa se cierra con este año?

E) ¿Cuál se abre, Qué proyectos o ideas y en qué nos permitirían desarrollarnos?

F) ¿Qué situaciones nos gustaría se repitan y cuáles no?

G) ¿Qué personas que nos acompañaron este año significan un apoyo y una contención y quiénes no nos aportan nada significativo o buscan, de una manera u otra, dañarnos?

En cuanto a la proyección del año por venir, preguntarnos:

A) ¿Dónde nos gustaría vernos y con quiénes y haciendo qué cosas?

B) ¿Qué experiencias que aún no vivimos nos resultarían significativas?

C) ¿Qué cosas no volvería a repetir o cuáles debería dejar ir o dejar? 

D) ¿Hasta qué punto tomo responsabilidad sobre lo que mi deseo implica?

E) ¿Qué debería hacer para lograrlo y qué límites poner y hacia qué, dirección orientar mis elecciones?

Para finalizar podría seguir enumerando más cosas, esto espero sirva de guía que nos lleve a pensar y reflexionar, cada uno de los ítem expuestos, siendo fiel con uno mismo en cuanto a las respuestas. 

Los balances aunque para algunos sean tediosos colaboran con el desarrollo personal y con una mayor elaboración de lo que vivimos durante el presente año.