Hace bastante tiempo que se viene tratando la posibilidad de imprimir un billete de mayor denominación que el actual de $1.000. Al cual la inflación y la pérdida del valor adquisitivo de ese papel, lo fue dejando insuficiente para el uso cotidiano. Teniendo en cuenta que la inflación del 94.6% de este año, ha demandado la aceleración de los precios.
Es muy difícil manejarse de manera habitual con una denominación que ha quedado muy lejos de responder a las necesidades de los valores de consumo y de intercambio comercial. El nuevo diseño fue elaborado entre el Banco Central (BCRA) y laCasa de la Moneda. Resulta un reconocimiento al trabajo realizado en el desarrollo de la ciencia y de la medicina en la Argentina. Se eligió en ese sentido, como genuinos representantes en esas áreas, como lo fueron el Dr. Ramón Carrillo y la Dra. Cecilia Grierson, que aparecen juntos en el anverso del billete.
En el reverso del mismo, la imagen del Instituto Nacional de Microbiología Dr. Carlos G. Malbrán, reconociendo sus aportes permanentes en el sector de las investigaciones científicas. No se ha confirmado aún, de cuanto serán las primeras emisiones para inyectar a la circulación estos billetes. Que se convertirán en los de más alta denominación. Duplicando al que ocupaba ese lugar, el alicaído de $1.000. El mercado reclama la necesidad, que para mediados del año, se deberían incorporar a la circulación monetaria entre 200 y 300 millones de los billetes de $2.000.
Como inicio y que después se continúe aumentando mensualmente, los que tienen esos valores como denominación. Además de esta decisión, se deben intensificar las medidas para controlar la inflación. De otra manera la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda, continuará cayendo y obligará a seguir agregando billetes, cada vez con más alta valoración. Lo cual es la prueba real del deterioro de la moneda. Es necesario equilibrar la balanza de las variables, que generan esta situación. Todos sabemos que el proceso de estabilización requiere de una serie de medidas imprescindibles que deben ser aplicadas. Se puede lograr, únicamente con el consenso de todos los sectores. Si esto no se puede realizar, no vamos a salir. Estamos en un año electoral, pero las crisis apremian.
Mientras los políticos no atiendan estas situaciones, seguimos descendiendo. Deberían desviar la vista apuntando a la línea del horizonte donde confluyen los intereses electorales. Habría que juntar voluntades de aquellos que detectan el poder político. Ellos son, los mismos que pueden acceder a los cargos. Sería lo más convincente para conseguir votos que los sienten en el sillón de Rivadavia, que los principales dirigentes, se unan para solucionar la salida de las crisis. El pueblo se los agradecería por siempre. Esperemos que el milagro se produzca, como el ejemplo bíblico: “que se separen las aguas para que podamos avanzar por el camino que queda en el medio de ellas”