Después de una larga jornada del miércoles 9 de marzo, para lograr el dictamen de la Cámara Baja para que se someta a la consideración de Diputados, el acuerdo con el FMI, se cerró el tema con los cambios solicitados por Juntos por el Cambio.

De esa forma se sancionó el dictamen en la noche de ese largo día. La tarea llevada a cabo por los jefes parlamentarios del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio resultó positiva. El espacio oficialista estaba diezmado en sus filas por la renuncia de Máximo Kirchner al cargo de presidente del bloque, en desacuerdo con la propuesta del ministro Guzmán. Ese movimiento significó que los diputados que lo acompañaban, se negaban a votar la aprobación del acuerdo. Así lo confirmaron en el momento de la votación.

Fueron 28 de ellos los que votaron en contra. Era demasiado evidente que en el oficialismo se había abierto una fisura. Lo que le impedía conseguir el acuerdo con el FMI, por su propia fuerza. Se vieron obligados a necesitar el acompañamiento de la oposición. El espacio opositor con un caudal de representantes que podía volcar la votación, es Juntos por el Cambio. Que pasaría de no lograrlo.

Se produciría el default. Lo cual no es bueno, no solo para el oficialismo. También lo es para el que le toque gobernar a partir del 2023. No fue fácil decidir sobre esta situación a J x C. Serios candidatos a ganar esa elección. Los efectos negativos que se producirían en el país, con default o sin él, serían muy graves. Con default de por medio, no habría posibilidades de recibir inversiones, de exportar o importar. Cerrarían muchas fuentes de trabajo.

Estaríamos fuera del mundo. Eso es malo en condiciones normales. Pero mucho más en el estado en que se encuentra nuestro país. Déficit primario, desocupación. 50% de pobreza. Planes sociales insostenibles. Inflación por arriba del 50%. La grieta que nos divide y nos paraliza. La falta de programas económicas para resolver estas situaciones. Todo eso, en tiempos normales, ahora potenciados por la situación global tan complicada que pegaría fuerte en todos los países del mundo.

Mucho más en el nuestro, que viene muy castigado y no tiene resto para soportar el aluvión de complicaciones que se van a generar. Con ese presente, Juntos por el Cambio, en la Mesa Nacional realizada en los primeros días de esta semana, resolvió tomar una posición firme y consensuada al respecto. Es necesario apoyar al Gobierno para evitar el default. No, porque sea la solución a los grandes males. Sí, para no empeorarlos. No hay otra salida que arreglar con el fondo.

En las tratativas de Guzmán con el fondo, había conseguido un crédito para refinanciar la deuda. La cual es imposible pagarla con los escasos 3.500 millones de dólares de reservas en disponibilidad de uso. Se tira para adelante la deuda. Es un crédito para resolver otro crédito. Suena a poco. Más de lo mismo. No se soluciona el problema. Pero no hay otra salida. El partido opositor no estaba de acuerdo en compartir la responsabilidad de aprobar el plan económico.

El que se acordó con el fondo para cumplir con las metas impuestas. Que representa bajar gradualmente las cifras del déficit, de emisión monetaria, las tarifas de los servicios y de la inflación. Lo cual no es descabellado porque sería el ordenamiento de la economía. Eso que no fue contemplado en ningún momento. Sin el financiamiento del fondo, de donde saldrían esos recursos. El oficialismo no tiene un plan sustentable para eso. Porque habría que reducir los gastos. Bajando los gastos del Estado. Los menos indispensables. Las cajas que generan grandes inversiones sin control. Algunos ministerios que no funcionan. Empresas sostenidas con grandes inversiones para mantenerlas. Los planes sociales deberían ordenarse de otra manera.

Esas son algunas de las alternativas para estabilizar la economía. Pero nunca se tuvo en cuenta esa posibilidad. El programa con el fondo, del cual nunca se tuvo un amplio conocimiento, se fundamentaría en el aumento de tarifas, la revaluación de las propiedades para conseguir más altos tributos y medidas parecidas. Que resultaría un gran ajuste que afectaría a loa población más vulnerable y a la clase media. Por todas esas razones, Juntos por el Cambio se puso firme para que se separe el programa del crédito.

Así consiguió que el oficialismo, que dependía de los votos de este espacio, accediera a l exigencia y se separó ese artículo. Del programa serán responsables, el Gobierno, el ministerio de Economía y el Banco Central. Así se logró destrabar el dilema y se consiguió la aprobación en la Cámara de Diputados. El tablero del Congreso con los guarismos de la votación, refleja claramente la orientación del resultado.

Resultaron 202 votos afirmativos, 37 negativos y 13 abstenciones. De los cuales, a favor votaron: 111 de Juntos por el Cambio, 77 del Frente de Todos, 8 del Interbloque Federal, 5 de Provincias Unidas 2 de Ser.Energía. En contra: 29 del Frente de Todos, 4 liberales, 4 de la izquierda, 1 de JxC (López Murphy). El 96% de los representantes de Juntos por el Cambio votaron a favor. Del frente de todos, el 65%.                                                        

El artículo votado es el siguiente:                                                           

Artículo 1:  Apruébanse, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 75 inciso 7 de la Constitución Nacional y en los términos del artículo 2 de la Ley 27.612, las operaciones de crédito público contenidas en el “Programa de Facilidades Extendidas” a celebrarse entre el Poder Ejecutivo Nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la cancelación del “Acuerdo Stand By” celebrado oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario.