Muchas generaciones nos criamos aprendiendo en la escuela o en nuestros hogares, que el ceibo es la flor nacional. Esta declaración fue instaurada el 22 de Noviembre de 1942 por el gobierno conservador de Ramón S. Castillo. Después de una encuesta hecha por un diario de la época, en la que participaron más de 20.000 lectores. Lo que no tenemos tan presente, es que por decreto del Gobierno Nacional en 2008, se declaró a ese día como Día de la Flor Nacional.
¿Qué características tiene este árbol?
Se trata de a un ejemplar un tanto pequeño, que puede alcanzar una altura aproximada de cuatro a cinco metros. Aunque durante su adultez, este tipo de árbol es capaz de alcanzar los diez metros de altura. Por lo que es ideal para jardines o espacios reducidos. La flor, de un rojo intenso, surge en primavera y es utilizada para teñir telas.
El ceibo se originó en América. Lo encontramos en nuestro en país, sobre todo en la zona del litoral. En Brasil, Paraguay y Uruguay, donde también fue instaurada como flor nacional. Esta planta siempre se encuentra cerca de cursos de agua como el Paraná y el Río de la Plata. La especie está catalogada como planta de uso medicinal por sus particularidades como antitusígena, anticaspa y cicatrizante.
En nuestra ciudad los encontramos a orillas del lago del Rosedal en el Parque Tres de Febrero, en la orilla del río en la Reserva Costanera Sur y otros tantos repartidos en diversos espacios verdes de la ciudad, donde destacan algunos ejemplares históricos. De la especie Erythrina crista-galli, se contabilizan 1.936 ceibos en la ciudad. Así como 69 de la variedad denominada falcata, junto a escasos individuos de las variedades americana y poepiggiana. Del total, 630 se ubican en veredas, concentrados mayoritariamente en la Comuna 8 (con 141 ejemplares), la 9 (con 59) y, en menores proporciones, en nuestra Comuna, además de la 4, la 10 y la 12.
Algunos de los ejemplares del suelo porteño son históricos: el conocido como Ceibo de Jujuy fue plantado en 1878 en el marco de la reinaguración del lugar ubicado frente al Palacio de Tribunales; otro ejemplar de la variante erythrina crista-galli, fue plantado en la misma plaza para conmemorar la declaración de la especie como Flor Nacional Argentina. Por último, el Ceibo de Alvear, de la especie falcata, se encuentra protegido por la Ordenanza 20745.
Una trágica leyenda
Según la tradición oral, la flor del ceibo nació cuando la Anahí fue condenada a morir, tras participar en un cruento combate entre su tribu guaraní y el ejército invasor. Hasta allí, la niña cantaba feliz en la selva, con una voz dulcísima, tanto, que se decía que los pájaros callaban para escucharla. Pero un día resonó el ruido de las armas. Se dice que Anahí luchó tanto como pudo, pero que finalmente fue apresada y condenada a la hoguera.
Los soldados la ataron a un tronco, amontonaron a sus pies pajas y ramas secas, y al rato una roja llamarada la rodeó de fuego. Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que le entregaba su corazón antes de morir. Su voz estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado: consumido el fuego, los soldados se sorprendieron al ver que el cuerpo de Anahí se había transformado en un manojo de flores rojas.